Antes de la recarga hídrica, la profundidad era de 3,5 metros. Ahora se encuentra en 2,27 metros, según el Inta Marcos Juárez.
Luego de la sequía, generada por las deficitarias lluvias de verano, que afectó a gran parte de la provincia y en especial a la zona núcleo agrícola, el panorama comenzó a revertirse con la llegada del otoño.
Con un clima que se ha vuelto impredecible, productores y técnicos de la zona de Marcos Juárez se preguntan si las lluvias de abril y mayo fueron suficientes para llegar a la napa.
Respuesta
Desde la experimental del Inta, los técnicos Pablo Bollati y Alvaro Andreucci tienen la respuesta: “Sí, los 340 milímetros acumulados durante este otoño han superado la capacidad de almacenaje de agua del suelo y en consecuencia percolado y elevado del nivel de la napa”, aseguran los especialistas.
Según la evaluación que realizan Bollati y Andreucci, a partir de los datos de la estación agrometeorológica del Inta Marcos Juárez, antes de las lluvias otoñales la profundidad de la napa era de 3,5 metros. "Es por ello que toda el agua precipitada y percolada puedo ser almacenada en profundidad, sin generar más que anegamientos temporarios que con el corre de los días irán infiltrando", precisaron.
Los 340 milímetros registrados en el otoño significaron un ascenso freático de 1,23 metros, que ubican la profundidad actual en 2,27 metros.
Qué hacer con esa agua
Con el agua disponible en el perfil y con un margen económico favorable para el trigo –con un precio a cosecha que ronda los 200 dólares por tonelada–, la alternativa para los cereales de invierno crece en la zona núcleo.
“Este es un momento en el que tenemos la posibilidad de reducir o mitigar futuros efectos negativos, no lo desaprovechemos", aseguraron los técnicos.
La Voz del Interior - Alejandro Rollán