20/09/2019

La soja, con menos hojas, no siempre tiene menor rendimiento

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Con la soja de la nueva campaña, que estará disponible a partir de abril próximo, Argentina iniciará los embarques de harina a China, el principal consumidor del subproducto proteico. El histórico desembarco comercial puede servir de puntapié inicial para que el complejo oleaginoso pueda desarrollar nichos de mercado que paguen por una calidad diferenciada.

La base de sustentación para dar ese salto está lista, no sólo desde el punto de vista agronómico sino también de la investigación. Durante el Séptimo Congreso de Soja del Mercosur (Mercosoja 2019) realizado en Rosario, técnicos del Instituto de Fisiología y Recursos Genéticos Vegetales (Ifrgv) del Inta y de la experimental de Manfredi recibieron el premio al “Mejor Trabajo Científico Técnico”. Se basa en cómo la radiación solar incide sobre el rendimiento y la composición química final del grano de soja.

La ingeniera agrónoma Constanza Carrera es la líder del proyecto que también tiene una importante contribución de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa). “Siempre estuve obsesionada con el llenado de grano, que es la etapa dentro del ciclo del cultivo en la cual se termina de definir el número de granos y su peso, ambos componentes numéricos del rendimiento . En ese momento también se define la composición química final del grano, un aspecto que no se tiene tan en cuenta, a pesar de que Argentina es la principal exportadora mundial de harina y aceite de soja”, asegura la investigadora, que comparte la autoría del trabajo con los argentinos María Belén Rosas, Francisco Raspa, Fernando Fava y Julio Dardanelli, junto con los brasileños, José Marco Gontijo Mandarino y Rodrigo Santos Leite.

Carrera es correntina y se recibió en 2006 en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba. Desde su doctorado en 2011, en la misma unidad académica, trabaja en investigaciones que tienen a la soja como cultivo modelo, a los fines de entender sus mecanismos de respuestas al ambiente.

No es la primera vez que una investigación que la tiene como líder gana un primer premio en Mercosoja. En 2015 recibió esa distinción por un trabajo sobre cambios en el rendimiento y la calidad del grano inducidos por estrés térmico e hídrico durante el llenado en soja, en el que también colaboró el Embrapa.

Calidad nutricional

Con el objetivo de contribuir a prácticas de manejo que mejoren el rendimiento y a obtener productos de una calidad específica, la investigación premiada busca cuantificar el impacto de diferentes niveles y momentos de defoliación durante el llenado de grano. Además de establecer asociaciones entre el nivel y el momento de la reducción de la radiación solar interceptada y el peso y la calidad del grano.

Según la investigadora, hay dos formas de manipular la radiación solar que recibe el cultivo: una es por la aplicación de sombra sobre la planta. “Conserva todas las hojas, pero recibe menos luz solar”, aclara.

La otra es simular un ataque, por ejemplo de insectos que comen las hojas, con condiciones artificiales de defoliación. “Se cortan a mano las hojas y con eso se reduce la intercepción simulando un ataque de plagas”, grafica Carrera, quien destaca el trabajo realizado por alrededor de 15 pasantes estudiantes de agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba y de Villa María, quienes se suman a los técnicos, en las tareas de defoliación.

Si bien sostiene que existen numerosos trabajos que remiten al efecto de un amplio rango de reducción de la radiación solar interceptada sobre el rendimiento, la investigación que dirige Carrera tiene la particularidad de enfocarse en numerosos atributos químicos que definen la calidad final de los granos. Las respuestas de esos atributos químicos no son universales y pueden ser muy diferentes en experimentos que reduzcan la intercepción de radiación por sombreo o por defoliación.

“Unos de los componentes químicos del grano que determinamos son los isoflavonoides, compuestos nutracéuticos que además de alimentar previenen enfermedades en humanos”, destaca la investigadora.

Resultados

Los experimentos se realizaron en el Inta Manfredi durante las campañas 2016/2017 y 2017/2018. “Se trabajó con un cultivar representativo de la zona como es Nidera NA5009 y en condiciones de secano. Se aplicaron cuatro niveles de intensidad de defoliación: un testigo (cero por ciento), leve (33 por ciento), severa (66 por ciento) y muy severa (100 por ciento). “Se sacaron uno, dos, o los tres folíolos de cada hoja trifoliada, desde la base hasta el ápice, sin remover pecíolos”, precisa la investigadora.

El ensayo requirió del trabajo conjunto con entomólogos, los que tuvieron a cargo la tarea de cuidar la sanidad de las hojas durante todo el ciclo del cultivo, para no tener disminuciones adicionales.

“Lo que observamos es que con una intensidad del 33 por ciento de reducción de hojas indistintamente del momento de ocurrencia dentro del llenado (R5 o R6), no hubo un impacto significativo en el rendimiento y sus componentes numéricos (número y peso de grano). Tampoco se afectó de manera significativa la concentración y el contenido de aceite y proteína, ni los niveles de isoflavonoides totales”, destaca Carrera, quien valora el apoyo del laboratorio de Embrapa, en Londrina, para el análisis de las muestras.

La pérdida de un 33 por ciento de la masa foliar implicó, según los resultados, una reducción de apenas cuatro por ciento de la radiación interceptada. “Porque el canopeo del cultivo trabaja dentro del rango del índice de área foliar crítico, que le permite capturar el 95 por ciento de la radiación incidente, es decir a capacidad máxima”, agregó el investigadora del Inta y del Conicet.

Un dato que se destaca es que la calidad del aceite obtenido cambió de manera significativa, hacia una mayor insaturación; es decir mayor concentración de ácidos grasos esenciales como omega 3 y omega 6. “Sería de mayor calidad para consumo humano directo”, observa Carrera.

Perspectivas

Si bien hoy el productor no recibe un mejor precio por la calidad de la soja, la tendencia se encaminaría a premiar mejores condiciones cualitativas de los subproductos. “Esta información nos deja el mensaje de que lo que importa no es lo que se pierde, sino lo que queda en términos de área foliar”, diferencia Carrera.

El análisis del comportamiento modular característico del cultivo de soja dado que, a diferencia de otros cultivos productores de granos, fructifica desde la base hasta el ápice de la planta es parte de la nueva etapa de investigación, según adelanta la científica.

La Voz del Interior – Alejandro Rollan