15/10/2021

Una pareja de agrónomos que impulsa los cultivos de cobertura

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Ambos conforman una pareja con sólidos conocimientos en agronomía, que se complementan construyendo un total mayor a la suma de dos. Ambos son Ingenieros agrónomos y docentes de la en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ella, Cecilia Crespo, trabaja en la cátedra de Fertilidad y Manejo de Suelos, donde hizo su doctorado en ese grupo y se desempeña en el estudio de suelos. Y él es Dionisio Martínez quien desarrolla su tarea docente en la cátedra de Cereales y Oleaginosas, y cuyo post grado trató sobre ecología de cultivos.
Se conocieron en la facultad cuando Dionisio ya era graduado y Cecilia estaba en los finales de la carrera. Dionicio es un experimentado conocedor del maíz, además tiene a su cargo la red de ensayos comparativos del cultivo de INTA del sud este. Y Cecilia es profesora en la Cátedra de Fertilidad y de manejo de suelos, hace ya algunos años, e hizo el doctorado en ese grupo.

“En lo que es cultivos de cobertura, en Balcarce empezamos a trabajar hace varios años, y particularmente hice mi tesis de grado en el 2014 probando una rotación que era trigo como cobertura y maíz sembrado el 15 de noviembre más o menos que para la zona era un poco tardío en aquella época", dijo Cecilia.

En este sentido, explicó que ahora se le llama tardío a lo que se siembra en diciembre. "Luego seguimos probando con distintas regionales de la zona de Aapresid, e hicimos diversos ensayos con distintos cultivos de cobertura, con maíz y soja como cultivos de verano”.

"Los beneficios de los cultivos de cobertura, dependen de los objetivos que se tengan", apuntó Cecilia. Entre tantos, describió el control de malezasaumento de la coberturaaumento del carbono del suelo yel mejoramiento de sus propiedades físicas.

Asimismo, como previa a maíz, la especie que eligen es una leguminosa haciendo foco en su aporte de nitrógeno, y más específicamente hablando se usa Vicia y en particular Vicia villosa debido a que ofrece mejores resultados que la sativa aunque las dos andan muy bien. "Cuando se va a maíz, pensar en una gramínea como cobertura no suele ser la primera opción debido a que el residuo resultante brinda una pobre oferta de nitrógeno. Tambien utilizan mezclas de vicia con avena, y las densidades de siembra suelen ser, 18 a 20 kg/ha de vicia y de 40 a 60 kg/ha de avena", informó.

"Mediante la asociación con avena se resuelve en buena medida el hecho de que la vicia cuando se siembra sola tiende a enfermarse. Sufre la proliferación de hongos como Ramularia y Alternaria, favorecidos por el hábito rastrero de la leguminosa, y el hecho de que ante la acumulación de bastante biomasa, genera en sus estratos inferiores un microclima de alta humedad, que propicia la propagación de esas enfermedades", indicó.

Por ende, al mezclarla con avena la vicia trepa por la gramínea, con lo cual mejora su aireación y se reduce la propagación de las enfermedades.

"Ello viene de la mano del éxito de los cultivos de cobertura de los últimos tiempos, lo cual tiene que ver con el control de las malezas" acota Dionisio.

“Creo que dentro de lo que es el manejo, jugar con las densidades es importante cuando se eligen fechas de siembra tardías, ya que prácticamente se ha comprobado que no vale la pena demorar la siembra, porque la vicia es bastante sensible a las temperaturas y por ello adelantarla para febrero o marzo es una buena alternativa para lograr una buena cobertura”, explica Cecilia.

Además, en lotes que vienen de girasol o maíz, se estan probando siembras al voleo con avión y fertilizadoras por flujo de aire, con el cultivo aún en pie, para ganar tiempo.

“En lo que hace a la fecha de secado, que suele hacerse con glifosato, puedo decir que cuanto más se espera para hacerlo más se gana en cobertura y es posible esa demora debido a que existe una alta posibilidad de recarga del perfil en primavera”, explica.

Por otro lado, podemos destacar que en general comparada con los tréboles, que también se han usado como cobertura la vicia es más fácil de secar.

“En lo referentes a maíz, las siembras de primera van desde los primeros días de octubre hasta el 15 de noviembre y todo lo que se siembra luego de esa fecha se lo considera tardío”, explica Dionisio.

A diferencia con la zona núcleo, las siembras tardías o de segunda llegan con lo justo al período libre de heladas. De hecho, las de segunda con ciclos largos, suelen sufrir el efecto  de alguna helada que les corta el llenado de grano o que los desfolia, finalizando el ciclo un poco antes de lo normal.

Suelen considerarse dos factores para buscar la siembra tardía de maíz. Una es la ventaja de ocupar el periodo crítico entre fines de enero y primeros días de febrero. Y el otro planteo para buscar las siembras tardías proviene de la distribución de las precipitaciones y temperatura en la zona.

El maíz de siembra tardía se difundió en la zona porque estabiliza los rindes, sobre todo en los cultivos de secano, aclara.

Pero tiene la dificultad de la humedad a cosecha, como algunas veces ocurre en los campos con relieves más deprimidos, en donde en julio no se tiene piso para cosechar. Otro problema es la penalización por exceso de humedad.

Y el otro tema es que cada vez se escucha más es la aparición de enfermedades tipo infecciones por fusarium, que generan micotoxinas que limita algunos usos de forraje, detalla Dionisio.

En definitiva, para el maíz tardío se pueden ver cosas buenas y también detalles agronómicos que estan empezando a aparecer con algunos inconvenientes que requieren de análisis y solución.

“El conocimiento en maíz es muy dinámico y muchas cosas son pruebas preliminares, y nosotros desde la Cátedra además de lo que hacemos de investigación, recorremos los establecimientos con los estudiantes y vamos viendo distintos sistemas de producción. Algunos con campos extraordinarios, otros que son más parecidos a la media, otros con lotes más ganaderos, más marginales, y ello nos lleva a conocer distintos escenarios”, redondea Dionisio.

Clarín