04/09/2017

El gobierno bonaerense prevé pérdidas de hasta US$ 470 millones

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Según el ministro de Agroindustria de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, durante septiembre se iniciarán los primeros trabajos de un tramo de 27 kilómetros del plan para el Río Salado

Para el gobierno bonaerense, las pérdidas a hoy por las inundaciones en la provincia podrían rondar entre los US$ 320 y 470 millones de dólares. Como balance frente a las pérdidas, destacan que en la provincia hubo rindes récord en trigo y maíz en la última campaña y que entrarán unos US$ 1800 millones entre este año y 2018 al circuito productivo.

Estas estimaciones manejan en el Ministerio de Agroindustria provincial, que conduce Leonardo Sarquís, en relación al impacto sobre la última campaña agrícola, 2016/2017.

Además, respecto del nuevo ciclo, 2017/2018, estiman un recorte en la siembra de trigo, sobre lo proyectado inicialmente, de unas 370.000 hectáreas.

Como anticipó LA NACION la semana pasada, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) proyectó que las pérdidas en esas provincias podrían superar los US$ 1500 millones, entre agricultura, ganadería, lechería y deterioro en la red de infraestructura, entre otros conceptos. Según la entidad, sumando el trigo, el maíz, el girasol y la soja del nuevo ciclo, 2017/2018, se dejarían de sembrar 1,2 millones de hectáreas.

En tanto, puntualmente para la provincia de Buenos Aires Carbap calculó que en agricultura se dejarían de sembrar 1,1 millones de hectáreas, mientras que el impacto económico treparía a 1051,4 millones de dólares.

Más que centrarse en lo que se dejará de sembrar en 2017/2018, salvo en lo que ya no se sembrará de trigo, Agroindustria de la provincia se focalizó en la campaña 2016/2017. En base a bajas en superficie, caídas en rindes ya contabilizadas y su impacto sobre el valor de la cosecha, para esa cartera las pérdidas en soja son de US$ 200 millones y en maíz 160 millones de dólares. Además, en ganadería el impacto fue valorizado en 110 millones de dólares. Así, en total, la cuenta da US$ 470 millones.

En cambio, si sólo se toman en cuenta las pérdidas por lo que no se pudo sembrar, sin tener en cuenta el efecto en la cosecha y la comercialización, en este caso las pérdidas dan US$ 112 millones en soja y 70 millones de dólares en maíz. Luego, en Agroindustria bonaerense añaden US$ 30 millones en trigo, US$ 70 millones en ganadería y US$ 40 millones en lechería. Sumando cada uno de los rubros en este caso la cuenta da US$ 322 millones.

"Esto no es para confrontar, minimizar ni discutir con Carbap", dijo Sarquís en diálogo con LA NACION, sobre las estimaciones que manejan en la provincia. "Evaluamos cantidad de hectáreas sembradas, rindes y precios y la posibilidad de cosechar o no", explicó el funcionario.

De los 30 millones de hectáreas generales de la provincia, hoy "está afectado un 3,8 a 4%, lo que no quiere decir pérdidas totales", indicó el funcionario, que luego precisó que de los principales partidos con problemas "se puede estimar que de los 5 millones de hectáreas hay un 25% de ellas con problemas o distinto grado de afectación".

El funcionario remarcó que el tema de las obras es prioritario para la provincia. "Las obras se están encarando y este mes van a entrar las máquinas para empezar a hacer los primeros 27 km de la etapa IA de la cuarta etapa del Río Salado y está el financiamiento del Banco Mundial para los 34 km de la etapa que sigue", señaló.

Vale recordar que por los excesos hídricos las máquinas estuvieron paradas sin poder entrar a trabajar. "Dentro de cinco años, esto que parece un problema puede ser un beneficio cuando termine la cuarta etapa del Salado y tengamos dos millones de hectáreas productivas que no tuvimos nunca", agregó.

"Por primera vez en la historia el estado provincial y nacional se están ocupando como nadie se ocupó; ratifico el cronograma de obras", dijo.

En julio pasado, la gobernadora María Eugenia Vidal informó que entre este año y el próximo en la provincia estarán finalizadas unas 50 obras en el noroeste bonaerense, con un impacto tanto para zonas rurales como urbanas.

La Nación – Fernando Bertello