30/10/2017

Entre Ríos: Las enfermedades golpean al trigo

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Las royas afectaron al cultivo y en algunos lotes las pérdidas oscilarían entre los 600 y 1.500 kilos por hectárea. En el caso de fusariosis el impacto sería leve.

La actual campaña triguera en Entre Ríos, desde el punto de vista sanitario, es la peor de los últimos 20 años, según la opinión de la ingeniera agrónoma Norma Formento, una de las más prestigiosas fitopatólogas del país y profesional de consulta permanente en la provincia. “Personalmente creo que ha sido una de las campañas más complicadas de los últimos 20 años”, enfatizó.

Formento, referente del INTA Paraná en fitopatología, le confirmó a EL DIARIO que el impacto de las enfermedades irremediablemente afectará la producción triguera en la provincia. Esa reducción, aunque aún es muy temprano para tener certezas, podría oscilar entre el 10 y el 20%.

Las royas –del tallo, amarilla y de la hoja– fueron las que más daños ocasionaron al trigo debido a su aparición temprana, entre 40 días (la roya amarilla o estriada) y 25 días (las royas del tallo y de la hoja) antes con relación al ciclo agrícola anterior. “Esto resultó gravísimo desde el punto de vista epidemiológico porque afectó a los cultivos de trigo a fines de macollaje y cuando comenzaban a encañar, ya tenían niveles altos de roya estriada o amarilla además de roya de la hoja o anaranjada”, explicó Formento.

No sólo Entre Ríos fue afectada. Otras regiones trigueras del país, como Santa Fe, el sudeste de Córdoba y el norte de Buenos Aires, presentaron en esta campaña la misma problemática.

Condiciones favorables

La severidad de las enfermedades en esta campaña agrícola se explica, además del uso de variedades susceptibles, porque el otoño y el invierno fueron cálidos, con escasas heladas y períodos húmedos en agosto, septiembre y octubre. También influyó la presencia de gran cantidad de trigos voluntarios –vulgarmente llamados guachos–, y también por el aumento en el uso del trigo y otras gramíneas como cultivos de cobertura.

Con estas condiciones climáticas altamente conductivas y la siembra de variedades de alta producción pero susceptibles a enfermedades, explicó Formento, “fue necesario recurrir al control químico en etapas tempranas sin esperar hasta hoja bandera desplegada”.

El control químico, se sabe, es una técnica suplementaria muy eficiente con variedades moderadamente resistentes o moderadamente susceptibles, y utilizada con niveles bajos de enfermedad. “En algunos casos fue necesario realizar dos aplicaciones de fungicidas, hecho poco común en Entre Ríos, a pesar de haberse realizado los monitoreos en forma adecuada”, añadió la fitopatóloga.

En esta campaña, las tres royas –estriada, de la hoja y del tallo–, mancha amarilla, septoriosis de la hoja –que prefiere climas fríos– y fusariosis de la espiga fueron halladas con distinta importancia en los ensayos del INTA Paraná. “Es decir, además del clima favorable y de las variedades susceptibles, pueden ocurrir cambios en los patógenos que hacen que se adapten rápidamente a las condiciones de una determinada región”, agregó la profesional.

“Como equipo hemos trabajado muchísimo, lo que sumado a los monitoreos y la colaboración de nuestros colegas, más la responsabilidad de los productores, en general se realizaron las aplicaciones estrictamente necesarias para disminuir las pérdidas potenciales que pueden superar los 1.000 kilos por hectárea”, añadió.

Las encuestas realizadas por la Bolsa de Cereales de Entre Ríos, en este sentido, señalan que más del 70% realizó una sola aplicación con mezclas de estrobilurinas y triazoles. “Esta elección fue muy importante porque la prevención que ejercen las estrobilurinas sobre la hoja de trigo evitó que las esporas de las royas penetraran y ocasionaran otro gasto adicional”, destacó la fitopatóloga.

Confusión

En esta campaña, además, después del control de las enfermedades foliares se produjo una aparición ocasional, no generalizada y relacionada con daño por viento y clima favorable, de una bacteriosis en la hoja bandera del trigo lo que provocó “cierta confusión con una posible falta de eficacia” de los fungicidas para controlar roya estriada o amarilla.

El INTA Paraná, sin embargo, pudo clarificar a tiempo la situación y dio el alerta de que no era necesario volver a utilizar fungicidas porque esos síntomas eran ocasionados por una bacteria. “También pudimos ver que los valores eran relativamente bajos o moderados según las variedades y dejar así tranquilos a los productores y a los asesores técnicos”, señaló Formento.

Fusariosis

En el caso de fusariosis, otra de las enfermedades que afectan al trigo, la ingeniera agrónoma Norma Formento, fitopatóloga del INTA Paraná, sostuvo que se necesita “un poco más de tiempo” para evaluar con precisión lo que sucedió en esta campaña en Entre Ríos.

“En nuestros informes dábamos las características más importantes de esta enfermedad que cuando es detectada por el productor ya es tarde para tomar cualquier tipo de decisión. Y, en realidad, nos ponemos en lugar de ellos, quienes son los que deben disponer de recursos financieros para algo que en realidad no sabemos si va a ocurrir”, comentó la profesional.

La ventana de entrada del hongo, explicó, “es realmente pequeña si consideramos variedades susceptibles y condiciones de 48 a 70 horas de mojado de la espiga con temperaturas por encima de 25°C”. En el INTA, sin embargo, saben que hay lotes puntuales muy afectados, porque los continúan llamando de diversos puntos de la provincia.

Formento, ante una consulta puntual del EL DIARIO sobre cuándo realizar aplicaciones, aconsejó no efectuarlas porque ya pasó el tiempo adecuado para hacerlas. Más allá de lotes puntuales, fusariosis será en esta campaña una epifitia leve.

DATOS

1.000/1.500

kilos por hectárea pueden perderse en los lotes de trigo afectados por roya del tallo.

1.000/1.200

kilos por hectárea pueden perderse en los lotes de trigo afectados por roya amarilla.

600/800

kilos por hectárea pueden perderse en los lotes de trigo afectados por roya de la hoja.

La Cacer ofrecerá a productores análisis de calidad de trigo

En el marco del Acta de Intención refrendada el pasado 22 de agosto en Bahía Blanca entre la Subsecretaría de Agricultura de la Nación, dependiente del Ministerio de Agroindustria, y las seis Cámaras Arbitrales del país, dichas instituciones se comprometieron a realizar sin cargo, en lapso de cosecha, la determinación del contenido proteico del grano de trigo, con el objetivo de que los productores y los demás eslabones de la cadena cuenten con información que permita mejorar las condiciones agronómicas y comerciales del cultivo.

En el ámbito provincial, la Cámara Arbitral de Cereales de Entre Ríos (Cacer) llevará adelante el trabajo a través de la colaboración de acopios, cooperativas, técnicos, instituciones y actores ligados al sector. Asimismo, todo productor en forma independiente podrá acceder al servicio. El período de recibo de muestras estará comprendido, a los fines del programa, entre el 1 de noviembre de 2017 y 10 de enero de 2018. Las mismas se recepcionarán en la sede de la CACER, Urquiza 645, Paraná.

Para esta tarea, la Cacer distribuirá en forma gratuita un envase (bolsa), el cual constará con todos los datos necesarios que se deberán consignar para llevar adelante la determinación correspondiente y la ubicación georreferenciada de la muestra. Posteriormente los resultados estarán disponibles on line en www.cacerer.com.ar

Cabe destacar que la entidad entrerriana publicará un mapa de la provincia, con la totalidad de los datos obtenidos, discriminados por departamento, el cual formará parte de otro perteneciente a la Región Centro y podrá ser visitado en la web www.cacerer.com.ar

Cabe aclarar y en el marco acuerdo refrendado, la determinación obtenida por cada individuo, organismo o institución participante, carecerá de todo valor comercial y no será vinculante, siendo solo de carácter informativo y estadístico.

El Diario – Danilo Lima