22/12/2017

Esperan que en 2018 haya un repunte del mercado de compraventa de campos

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En medio de la incertidumbre política que había antes de las elecciones, la actividad se resintió respecto de 2016

El balance de 2017 para el mercado de compraventa de campos está dejando un sabor agridulce entre los operadores inmobiliarios. Por un lado, con los inversores esperando el resultado de las elecciones pasadas, se resintió la actividad. Por otra parte, despejado el horizonte político con el triunfo del macrismo, comenzó a haber un mayor movimiento, que para los operadores podría presagiar más negocios para 2018.

La buena performance de los negocios financieros en el mundo, en el caso argentino con las altas tasas de las Lebac; el recorte en la rentabilidad del sector por la suba de los costos, desde los impuestos hasta insumos como el gasoil, y la incertidumbre que había sobre cómo iba a sortear el Gobierno las últimas elecciones influyeron para que muchos operadores observaran durante 2017 menos negocios respecto del año pasado.

"Este año fue inferior al año pasado. Se cierra con un 30% menos de operaciones. Todo el mundo se pasó el año esperando las elecciones para ver qué ocurría con Macri y Cristina", contó a LA NACION Federico Nordheimer, director de la inmobiliaria rural que lleva su apellido. Nordheimer precisó que, tras las elecciones, "en el último mes hubo más movimiento que en todo el año". En esta línea, proyectó 2018: "Tiene que ser mejor porque este gobierno demostró que tiene fuerza y la gente cree en esto". Para Nordheimer, si los precios de los granos se mantienen, hay rentabilidad y una buena cosecha, "el campo va a tener ingresos".

Cristián Beláustegui, presidente de Compañía Argentina de Tierras (CAT), dijo que en su empresa los distintos operadores nunca dejaron de trabajar este año. Sin embargo, con un target de negocios que van de medianos a grandes, señaló que no fue un año bueno para ese tipo de operaciones. "Hubo pocas operaciones grandes", dijo. Las operaciones grandes son las de más de US$ 20 millones.

"Hay más trabajo, más actividad, pero falta el cierre [del negocio]. Hubo muchas propuestas de compras que no llegaron a los niveles que querían los vendedores [en valores]", analizó Beláustegui. Opinó que si en 2018 no se mantiene el mismo nivel de inversión financiera en el mundo, marcando una diferencia con 2017, "va a haber algún rebote y un reflujo de dinero hacia la inversión en tierras".

"Confiamos en que 2018 nos deparará un panorama internacional más favorable y que la situación interna se irá corrigiendo paulatinamente, a partir de la certeza de gobernabilidad. Esto sin duda mejorará la confianza de los inversores y propiciará un mejor clima de negocios de mediano y largo plazo", dijo Beláustegui, en una carta que les envió en las últimas horas a sus clientes.

Respecto de los precios en el mercado, un informe de L.J. Ramos Brokers Inmobiliarios señaló que el año cierra con valores que en general no cambiaron respecto del año pasado. Puso estos ejemplos: "La zona núcleo maicera ronda los 15.000/16.000 dólares por hectárea; campos ganaderos de la cuenca del Salado, 2500/3000 dólares por hectárea, y el oeste de Buenos Aires, 5000/8000 dólares por hectárea, igual que el año anterior", precisó.

Según esta firma, luego de las elecciones "se reanimó la respuesta a publicaciones y ofrecimientos. Sin ser una panacea, el clima de negocios mejoró con algún interés concreto por parte de los inversores, mayor recorrida de campos y algunas negociaciones incipientes". Para 2018, en esa empresa prevén un mercado de campos "con mayor fluidez".

Para L.J. Ramos, los excesos hídricos influyeron en el mercado de 2017. Además, advirtió que la ley de tierras continúa limitando a los extranjeros.

Mariano Maurette, de la división campos de Álzaga Unzué & Cía., consideró que si bien "la actividad de 2017 fue mejor que la del año pasado" todavía "cuesta mucho el cierre de las operaciones".

"Para 2018 esperamos que la gestión del Gobierno muestre algunos logros, sobre todo en su lucha contra la inflación, ya que de esta manera el efecto contagio debería repercutir favorablemente en nuestra actividad", señaló Maurette.

La Nación – Fernando Bertello