25/01/2018

En Entre Ríos, el productor que hizo trigo en campo arrendado perdió plata

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Los arrendatarios no lograron cubrir los costos de producción del cereal. Las pérdidas para quienes trabajan la tierra bajo esta modalidad se dieron en todas las zonas de la provincia.

Los números de la agricultura en Entre Ríos, aun sin retenciones, son cada vez más finitos y en algunos casos, directamente, están en rojo. En la actual campaña 2017/18, en nuestra provincia, al trigo no le fue bien y, a pesar de que el área sembrada creció 12% –se implantaron 298.000 hectáreas contra267.100 del ciclo precedente–, el rinde promedio se desplomó -22%, dado que se ubicó en 2.523 kg/ha contra 3.238 kg/ha de la campaña anterior. La producción total fue de 751.335 toneladas, 97.455 menos que en 2016/17 cuando se recolectaron 848.790 toneladas; la caída fue del 11%.

Las enfermedades, especialmente royas y fusariosis, golpearon duramente a los cultivos y tiraron hacia abajo los rendimientos. Esa fue la razón central de la merma.

Golpe al bolsillo

La campaña triguera no fue buena y a los productores tampoco les fue bien; por el contrario, sea cual fuere la zona de la provincia que se trate, el arrendatario –el productor que alquila la tierra que trabaja (la mayoría en Entre Ríos)– perdió plata con el trigo.

Un informe económico elaborado por especialistas de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos y de la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA confirma las pérdidas.

El trabajo post campaña se realizó utilizando los rendimientos promedios obtenidos y con datos de precios y comercialización aportados por la red de colaboradores del Sistema de Información de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos (Siber).

Para el análisis de los números, los técnicos de la Bolsa entrerriana y el INTA paranaense dividieron la provincia en cuatro zonas: Norte (departamentos Villaguay, Federal, Feliciano y La Paz); Este (departamentos Federación, Concordia, San Salvador y Colón); Oeste (departamentos Paraná, Diamante, Victoria y Nogoyá); y Sur (departamentos Tala, Uruguay, Gualeguay y Gualeguaychú).

Zona por zona

El informe detalla que en la zona Este se obtuvo un rendimiento promedio de 2.100 kg/ha, mientras el productor para hacer frente a los todos los gastos incurridos, incluyendo el arrendamiento, necesitó 2.620 kg/ha, lo que arroja un margen negativo de 520 kg/ha. Sin arrendamiento, los kilogramos necesarios para cubrir los costos fueron de 2.250 kg/ha, un rinde que tampoco se alcanzó, aunque se produjeron menores pérdidas en torno a los 150 kg/ha promedio.

En la zona Oeste, continúa el informe, el rinde promedio obtenido fue de 2.600 kg/ha, cuando el productor necesitaba cosechar 2.810 kg/ha para cubrir el total de los gastos con el arrendamiento. Sin arrendamiento, en tanto, el reporte arroja 2.280 kg/ha para la cobertura de costos. Sobre la base de estos números, en campo propio el resultado fue positivo, pero el productor que alquiló no logró cubrir los costos.

Para la zona Sur, precisa el informa, fueron necesarios 3.000 kg/ha para cubrir todos los gastos incluyendo el arrendamiento, y sin arrendar se requirieron 2.440 kg/ha. El rendimiento promedio obtenido en la presente campaña fue de 2.500 kg/ha, por lo que el margen positivo fue muy ajustado en campo propio, mientras que en campo arrendado tuvieron pérdidas de 560 kg/ha.

En la zona Norte, por último, con un rinde promedio de 2.500 kg/ha, bajo arrendamiento fue necesario obtener 2.790 kg/ha para cubrir todos los gastos, con lo cual se produjeron pérdidas en torno a los 300 kg/ha. Sin arrendamiento, en tanto, se necesitaron obtener 2.240 kg/ha, por lo que esta modalidad tuvo un margen positivo en esta zona del orden de los 260 kg/ha.

El peso de arrendar

Tras exponer los números del trigo 2017/18, los técnicos de la Bolsa y el INTA concluyeron que “los productores que realizaron la siembra de trigo mediante la modalidad ‘arrendatario’, es decir alquilando o arrendando campo, no lograron cubrir los costos de dicha producción, obteniendo como resultado pérdidas”.

Por el contrario, “los productores que sembraron la misma semilla pero en campos de su propiedad, evitando de esta manera los gastos de arrendamiento, lograron alcanzar un resultado positivo, obteniendo alguna utilidad, a excepción de la zona este, donde propietarios y arrendatarios sin distinción no pudieron cubrir los gastos”.

Soja

Que los productores entrerrianos hayan perdido plata con el trigo, hay que aclararlo, no significa que la campaña 2017/18 haya sido un desastre para sus bolsillos. Habrá que ver qué pasa con la soja porque el balance económico se realiza, en la mayoría de los casos, sobre la base del doble cultivo trigo-soja, es decir el ciclo anual que se extiende de mayo/junio, cuando se implanta el cereal, a marzo/abril del año siguiente, cuando se cosecha la oleaginosa.

Si en esta campaña los chacareros obtienen buenos rendimientos con la soja –y los precios acompañan– la renta sojera podrá compensar las pérdidas que dejó el trigo.

Habrá entonces que esperar hasta el final del ciclo para saber realmente cuál fue el impacto en la ecuación económica de los chacareros. Sea como fuere, los números se están poniendo finitos.

El Diario (Entre Ríos) – Danilo Lima