Ing. Ag. Victor Veik
Cr. Matías Méndez
Marzo – 24
La avena, un cereal
tradicionalmente considerado para la rotación de cultivos, se presenta como una
opción al compararla con otros cultivos como el trigo, la colza, la
carinata, la camelina y el raygrass. A continuación, se realiza un análisis
comparativo de la avena frente a estas alternativas, teniendo en cuenta
diversos factores agronómicos, económicos y comerciales.
Agronomía y rotación de cultivos
La avena ofrece beneficios
agronómicos significativos, especialmente en rotaciones que buscan romper
ciclos de enfermedades y mejorar la estructura del suelo. A diferencia del
trigo, que no es recomendable sembrar consecutivamente por riesgo de enfermedades
y disminución de rendimientos, la avena permite una mejor gestión de patógenos
y un aprovechamiento eficiente del nitrógeno, aunque su demanda de este
nutriente es considerable. También se destacan las oportunidades que ofrece
para mejorar la eficiencia en sistemas ganaderos y la sostenibilidad de las
rotaciones agrícolas..
En comparación con cultivos de la
familia de las brasicáceas como la colza y la carinata, la avena no ofrece la
misma penetración radicular profunda, pero sí una cobertura rápida del suelo
que ayuda a controlar malezas y a proteger la superficie de la erosión.
Aspectos económicos y comerciales
El margen es un factor
determinante en la elección del cultivo. En este sentido, la avena presenta un
margen positivo, un poco superior al trigo. La comercialización de la avena
implica considerar el costo de embolsado, luego la limpieza y acondicionamiento
del grano. A diferencia del trigo, que se vende rápidamente tras la cosecha, la
avena requiere un proceso de embolsado y limpieza que puede retrasar los
ingresos. Esto es crucial para productores que necesitan liquidez inmediata
para cubrir gastos operativos, deben planificar muy bien los flujos de fondos
con estos cultivos, igual que el rye grass.
Consideraciones impositivas y financieras: aspectos no incluidos en el análisis
Al igual que para carinata,
camelina y trigo, se han excluido ciertos elementos fiscales y financieros.
Entre ellos, no se ha tenido en cuenta el Impuesto al Valor Agregado (IVA)
tanto en las ventas como en las compras. Se liquida bajo condiciones similares,
y por lo tanto, el impacto del IVA no ha sido considerado en este análisis,
como tampoco el impacto financiero de las retenciones de ganancias, ni el
impuesto a las ganancias.
Tampoco se han incorporado los posibles intereses por financiamiento, porque en cada situación puede variar, y se recomienda evaluar detenidamente los costos financieros, y la estructura de capital, en el contexto específico de cada productor.
Conclusión
La elección de cultivar avena
debe ser parte de una estrategia integral que considere la agronomía, la
maquinaria disponible, la planificación financiera y las condiciones del
mercado. Si bien la avena no es el cultivo más rentable en términos absolutos,
su contribución a la rotación de cultivos y su capacidad para generar ingresos
estables la convierten en una opción valiosa para los productores que buscan
diversificar y optimizar sus sistemas productivos.